Grandes viajeras – 5 mujeres de la historia que nos inspiran a seguirlas.

Valientes, corajudas, aventureras e inconformistas. Llenas de preguntas e inquietudes. Viajaron solas, sin la protección de nadie, en épocas en las que no era común que una mujer recorriese el mundo.
Estas eran y siguen siendo, grandes exploradoras que conocemos gracias a los libros y diarios que la mayoría de ellas escribieron. Algunas fueron a mula, en bicicleta, en barco, a pie, en peregrinación…
Definitivamente, mujeres que nos inspiran y animan a seguirlas.
Isabelle Eberhardt, la viajera libre.
En uno de sus escritos, dijo: “Para aquellos que conocen el valor y el sabor exquisito de la libertad solitaria (porque uno solo es libre cuando está solo), el acto de irse es el más valiente y bello de todos”.
El interés de Isabelle Eberhardt por la aventura fue despertando por ahí de sus 11 años (mismo año que empezó a aprender árabe). A sus veinte años, viajó por primera vez al norte de África con su madre: ambas se habían convertido al Islam y querían empezar una nueva vida. Pasaron unos años y su familia murió. Este evento fue el detonante para que Isabelle sintiese que nada la ataba y dedicó el resto de su vida a viajar.
Muy perspicaz e inteligente, se hacía pasar como hombre vistiéndose como uno y haciéndose llamar Si Mahmoud Essadi: eso le permitió moverse por las sociedades árabes con mucha más libertad. Vivió en el norte de Algeria y pasó la mayor parte del tiempo explorando el desierto y peleando contra las injusticias de la colonización. Escribió libros acerca de sus viajes y publicó sus historias en periódicos franceses. A los 27 años murió en una inundación.
Annie Londonderry, la viajera ciclista.
Annie Londonderry, periodista, fue desafiada a dar la vuelta al mundo en bicicleta en solo 15 meses. Habiendo andado en bicicleta solo 3 veces en su vida, nadie se imaginó que aceptaría. Aceptó.
La apuesta surgió en un club de Boston, durante la moda de los viajes vuelta al mundo. Y así fue como el 28 de julio de 1894, la reportera de veintitrés años estaba a punto de empezar “uno de los viajes más extraordinarios hechos por una mujer”, según el New York World.
Pero la apuesta no terminaba ahí: Annie tendría que ganar 5000 dólares durante su travesía. ¿Qué hizo? Convirtió su bicicleta y su cuerpo en espacios disponibles para publicidad: pedaleó cargando carteles con anuncios de distintas marcas, y así se sustentó. De Nueva York cruzó en barco a Francia, atravesó el Mediterráneo hacia Egipto, navegó a Sri Lanka y a Singapur y volvió a Estados Unidos quince meses después. Tiempo después, dijo: “Soy una periodista y una nueva mujer, si eso quiere decir que creo que puedo hacer cualquier cosa que un hombre pueda hacer”.
Isabella Bird, la viajera escritora.
Isabella Bird fue la primera mujer en ser nombrada socia de la Real Sociedad Geográfica de Londres.
Empezó a viajar para curarse. Había nacido con problemas de salud y, a los veinte años, después de extraerle un tumor, los médicos le recetaron un viaje en barco y vida al aire libre.
En 1880, enferma otra vez, se fue de viaje a Asia: recorrió Japón, China, Vietnam, Singapur y Malasia. A los sesenta años decidió estudiar medicina y viajar como misionera. A partir de ese momento, Isabella viajó a la India, a Persia, a Kurdistán y a Turquía. Después se unió a un grupo de soldados británicos y viajó con ellos de Bagdad a Teherán. Su último gran viaje fue a través de los ríos de China y Korea, y luego a Marruecos donde viajó con los bereberes. Murió en Edimburgo a los setenta y dos años.
Alexandra David-Néel, la viajera mística.
Multifacética y mística. Renovó su pasaporte por última vez a los cien años (uno nunca sabe cuándo hará falta). Viajar ensancha la vida, y para muchos también la alarga. Alexandra David-Néel dedicó su vida a explorar el mundo.
Su curiosidad por los viajes nació de chica, cuando leía los libros de Julio Verne. Quizá inspirada por esas historias, a los cinco años se fue de su casa por primera vez. Volvió a repetirlo a los quince, cuando se fue sola a Londres, y a los diecisiete, cuando se fue sola a Suiza y cruzó a través de los Alpes a los lagos italianos. En 1911 viajó a la India para estudiar sánscrito y Budismo. Entre 1914 y 1916 vivió en una cueva a 4000 metros de altura, cerca de la frontera con el Tíbet, junto con un monje que luego sería su compañero de viajes e hijo adoptivo. La segunda travesía a la ciudad sagrada duró tres años: hicieron casi 13000 kilómetros a pie y a caballo, vestidos de mendigos. Durante el resto de su vida viajó por Japón, China, India y vivió en Francia.
Alexandra escribió treinta libros acerca de religión, de filosofía oriental y de sus travesías. Murió a los cien años y demostró que no hay edad para empezar a viajar ni para dejar de hacerlo.
“Siento nostalgia por una tierra que no es la mía. Estoy obsesionada con las estepas, la soledad, la nieve y el cielo azul que hay allá arriba. Las horas difíciles, el hambre, el frío, el viento cortándome la cara…”.
Brenda Collins, la viajera rebelde.
Brenda, periodista británica, de personalidad un tanto rebelde y con pasión por la aventura desde niña, tenía 25 años y trabajando en Montreal, un buen día se le ocurrió la gran idea de conocer Estados Unidos y Canadá viajando en moto. Sin ninguna experiencia manejando una. “¡No debe ser tan difícil conducir una!”.
Y así fue como emprendió vuelo. Entre 1953 y 1954 condujo una 125cc Bantam D1 por todo Norte América. Pasó por Manitoba, Alberta, Vancouver; de la costa oeste de Canadá a San Francisco pasando por Arizona, Houston, Florida, Georgia, Carolina del Norte hasta llegar a Washington y Nueva York. En la ruta a través de Canadá tomó puestos de trabajo temporales para complementar su presupuesto de 2 dólares al día.
Su gran viaje duró 90 días, y la velocidad media fue de 35 a 40 millas por hora. Pero ese ritmo modesto fue suficiente para sumar los más de 10.000 kilómetros de recorrido.
Recomendación*
Este libro que recién he leído trata justo de esto. Lleno de historias, anécdotas y experiencias que nos cuentan estas grandes mujeres, no deja a nadie a falta de inspiración ni de motivación. Es ligero y sencillo de leer. Por la autora Cristina Morató.
¡Porque debemos viajar solas como mujeres!
La foto que aparece en Brenda Collins NO ES BRENDA, es Clare Sheridan también conocida como Lady Warren, que viajo a través de Africa en un sidecar: Escribió un libro sobre ese viaje. https://comolasamapolas.blogspot.com/search/label/Clare%20Sheridan…%20viajar%20sin%20un%20plan
Hola Pilar,
Gracias por avisarnos. Haremos el cambio 🙂